Bajo el sol de la Toscana (II)

| Etiquetas: , | Posted On 31 de octubre de 2009

Visitar Florencia en sólo un día es físicamente imposible, no obstante existen recorridos de un solo día para aquellos que preferimos hacer una visita exprés. Después del Duomo salimos a callejear por la ciudad y a hacer un poco de shopping. ¡Consejo para comprar recuerdos de la ciudad! --> Mirar bien antes de comprar. Si “rebuscáis” entre los puestos y tiendas que venden recuerdos podéis ahorraros unos eurillos. Nosotros compramos de todo, hasta láminas de las pinturas más famosas de Botticelli, Da Vinci y Miguel Ángel. Pero no en los “negocios reglamentarios” sino en los marroquíes del ‘top manta’. Unos señores muy astutos que llamaban a los turistas para venderles algún lienzo y que echaban a correr cuando alguien daba la voz de la alerta cuando se acercaban los Carabinieri.

Resulta graciosa nuestra historia con estos vendedores ambulantes porque los tres (Salva, Mireia y yo) nos encaprichamos de algún cuadro. A saber… El Hombre de Vitruvio (Salva), El Nacimiento de Venus (Mireia) y La Primavera de Botticelli (Rubén). ¿Y qué hicimos? Poner en práctica la picaresca española y desenfundar el arte del regateo. Conclusión: cada lámina, que “en teoría” valía 5 o 6€, nos costó 3€, un precio que el resto de marroquíes a los que nos acercamos a preguntar no estaban dispuestos a negociar y ¡ni mucho menos a rebajar!

Tras nuestras aventuras con los vendedores nos dirigimos hacia el Lungarno, que son las dos calles que bordean las orillas del río Arno y que están atestadas de gente. Allí nos detuvimos en uno de los 8 puentes que cruzan el río para hacer las fotos de rigor e inmortalizar el famoso Ponte Vecchio con sus casitas colgantes. Pero decidimos pasear por este último cuando cayera la tarde o la noche, porque aquí en Italia anochece a las 17:30 (de la tarde española).

Y en resumen… porque la entrada va siendo muy larga… recorrimos la Piazza della Signoria y el Palazzo Vecchio, la Chiesa della Santa Croce… Aunque hubo algo imperdonable que nos dejamos en el tintero: la Galleria degli Uffizi, donde entre otras obras se encuentran las pinturas originales de El Nacimiento de Venus y La Primavera, pintadas ambas por Sandro Botticelli. ¡¡Las mismas réplicas que compramos Mire y yo por 3€ al marroquí ambulante!!

Pero el plato fuerte viene ahora, porque el motivo de no ir a los Uffizi fue el de acudir a ver el David de Miguel Ángel. Esta estatua de mármol blanco tan conocida fue la culpable de que decidiésemos ir a la Galleria dell’Accademia, que es donde está, en lugar de ir a los Uffizi; y de que nos dejásemos 9 desorbitados euros por entrar a verla. Al igual que con el fresco de Masaccio, no nos fuimos de allí sin hacerle otro “retrato” al David. Grabar en vídeo o hacer fotos en el museo está terminantemente prohibido, ni siquiera sin flash. Aunque si os las ingeniáis bien, podréis sacar una instantánea de la escultura sin que las empleadas del museo os griten el aclamado: ¡Non fotoooo! (Si alguien va a verlo, que pruebe colocándose en los laterales de la sala escondido tras las columnas). Al igual que un montón de turistas, sacamos nuestra cámara, y… ¡ta chán! foto por toda la escuadra. He aquí la imagen furtiva.

Y nada más que contar porque al igual que es imposible ver Florencia en un día, también es imposible describirla en una sola entrada.


Nosotros esperamos repetir. ¿Quién se apunta?

Rubén

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