Bajo el sol de la Toscana (I)

| Etiquetas: , | Posted On 31 de octubre de 2009

Desde que aterrizamos en tierras italianas no hemos parado de ir de aquí para allá, pero nunca de viaje a otra ciudad. Que si a IKEA a comprar las cosas de la casa, que si bienvenida de la Universidad multiplicada por tres, que si excursión por Bolonia, que si vete al mercadillo a comprar lo que se nos olvidó en IKEA, que si hay que contratar internet, que si no queda nada en la nevera y hay que ir a comprar… Pero ahora ha llegado la hora de “ver mundo” más allá de los pórticos y los tejados rojos de esta ciudad. Primer viaje: Florencia.
Aquí publicamos la primera entrada sobre Firenze. La primera parte.

Acompañados de nuestra Mireísima que vino desde las Españas pusimos rumbo a la ciudad del arte –una de las ciudades más turísticas y visitadas de Italia junto a Roma y Venecia-. ¡Consejo para los que quieran ir a Florencia desde Bolonia! --> Recomendamos coger el tren regional Bologna centralePrato Centrale. Aunque este convoy para en Prato (una pequeña ciudad de la Toscana limítrofe a la Emilia-Romagna) y posteriormente hay que bajarse allí para coger otro tren, es aconsejable porque el precio es muy barato en comparación con los trenes directos. Además se ha de tener en cuenta que Florencia es un destino un pelín caro y hay que reservar todo el dinero que se pueda para invertirlo en la ciudad y en chuminadas y souvenirs varios (postales, calendarios, bolígrafos, marcapáginas, tazas, gorras, camisetas…).
En resumen: viaje en tren desde Bolonia hasta Prato (1 hora) y otro desde Prato a Florencia (20 minutos). El precio del billete son 5,40€ (sólo ida). Ida y vuelta: 8€.

Una vez pisada tierra florentina, perdimos unos minutos mirando los puestos de souvenirs que había en la estación de tren. ¡Hay de todo! Y desde el primer momento sientes el impulso consumista dentro de ti. Lo tienen todo estudiado.

Florencia es una ciudad, aparte de los tópicos, en la que hay que pagar por casi todo. Pero merece la pena. Los primeros euros se nos fueron en la Iglesia de Santa María Novella. 2,50€ es el precio exacto de la entrada para ver el templo. Allí se exponen multitud de frescos, retablos, esculturas y demás símbolos que rezuman arte por los cuatro costados. Entre las obras más famosas se encuentra la Trinidad de Masaccio, un fresco imponente al que “sin querer” le hicimos un “retrato”.
Después de salir extasiados de la iglesia nos extasiamos aún más cuando vimos cómo asomaba entre los bloques de edificios la famosa cúpula de Brunelleschi. ¡AaAaaAahh! Allá que fuimos.
El centro de la ciudad es pequeño (se recorre andando sin problemas). En 5 minutos llegamos a la Plaza del Duomo. ¡Alucinante! La plaza está compuesta por la gran basílica (Santa Maria dei Fiori) y el Baptisterio. Éste último, en mi opinión, queda un tanto de lado porque es el Duomo con su esbelto “campanile” (campanario) el protagonista de todas las miradas y las cámaras de fotos.

La fachada de estilo gótico del Duomo, es impresionante y obliga a todos los visitantes a permanecer durante diez o más minutos observándola con fascinación.

Y “lógicamente” si la fachada es sorprendente, piensas que el interior tiene que ser más extraordinario todavía. Pero… esto es un tanto relativo, pues aunque el interior es diáfano y la altura asombra, la iglesia no está nada ornamentada (no hay esculturas, ni pinturas) y da la sensación de estar vacía. Pero repito, vale la pena deleitarse ante la fachada y entrar. Sencillamente porque ¡es gratis! Entrar a Santa Maria dei Fiori no cuesta ni un euro. Sin embargo subir a la cúpula o al campanile son 6€ (cada subida). Nosotros optamos por declinar la “invitación” para las próximas veces… ¡porque volveremos!

Continuará…

Rubén

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