De esa forma, al más puro estilo Samanta Villar, os vamos a relatar nuestros “21 días en familia”. Y es que después de tres meses viviendo solos y teniendo que hacer nosotros todo, la vida en España nos ha parecido más fácil: los carteles de las calles están en castellano, puedes ver la tele sin necesidad de estar traduciendo todo el rato, las clases son en tu mismo idioma…
Una de las primeras cosas que hicimos los dos fue “chollarnos” (cortarnos el pelo), porque aquí en Bolonia nos arriesgabamos a que el peluquero no nos entienda. Pero sobretodo estas navidades hemos aprovechado para comer bien hasta “ambafarnos” (empacharnos): que si “pelotas” (cocido) por aquí, que si “costra” (arroz al horno) por allá… Y aunque en Italia hicimos varias veces paella, no hay nada como la de la “yaya” (abuela). Quizás sea por su forma de “escullar” (servir), o por el toque de la “ñora” (pimiento típico murciano) pero el arroz en familia sabe mejor. ¡Ah! y no podemos olvidarnos de los bocatas de “companaje” (fiambre), porque en el Bel paese el “pan bambi” (pan de bollo) no tiene tanta “molla” (miga) como el de España. Y de postre un “bombón” (café cortado de leche condensada), que aquí no saben lo que es.
Lo más difícil fue volver a “emparejarnos” (ordenar) todo y “espolsar” (quitar el polvo) que se ha formado estos tres meses en las “lejas” (estanterías) de nuestros “cuartos” (habitaciones). Aunque de todo lo vivido, nos quedamos con los momentos en familia: y es que cuando estás allí no lo aprecias, pero es una gozada sentarte “a poca noche” (pronto) en el salón de tu casa en “guatiné” (bata de estar por casa) viendo una película todos juntos. ¡Ains! Lo que he disfrutado de mi primo, que aunque sea un “mañaco” (niño pequeño) logró contagiarme su ilusión durante la cabalgata, y me emocioné cuando me despedí de él.
El resto de la historia se resume casi en una obra de Julio Verne: cogimos un coche, un tren, un metro, un avión y un autobús hasta llegar a nuestra casa en Via Giovanni Amendola; pero eso ya es otra historia… Ahora, una vez cargadas las pilas, toca volver a coger la bici y “vivir esta aventura…“
Y todo ello lo relataremos aquí, en el blog. Salva.
PD: Perdonad si esta entrada tiene muchas palabras autóctonas de la zona de Levante, pero es que al igual que cuando contamos algo de Bolonia se nos cuelan palabras en italiano, era inevitable utilizar expresiones de la tierra.
¡Di que sí!
Que yo con mi guatiné os leo todas las noches, y somos europeos.
Bona nit
Me he reido un montón. Así me gusta, más pan y menos manteles. Saludos
Hola!
PARA [MATOLA]: ¡Dí que sí! En guatiné y con alpargatas... no sabes lo que echamos de menos poder decir esas palabras aquí (porque en italiano no tienen traducción).
PARA [LA TATA]: Si es que somos adurrieros... jejeje